sábado, 18 de octubre de 2008

Dieciocho.

El negro de su vestimenta contrastaba enormemente con la palidez de su marmóreo rostro. Sus ojos miel recorrieron inquisidoramente todo el local, bañado con una luz rosada que le daba un aire etéreo, de Edén del vicio y el placer. Esbozó una sonrisa despectiva y el desdén se apoderó de su expresión. Observó a las parejas que retozaban en las esquinas; a las que reían escandalosamente, presas del alcohol; a los ancianos poderosos pero demasiado débiles que se contentaban simplemente con mirar a las jovencitas ataviadas con sus carísimos y sensuales corsés de las más finas telas.“Vaya sitio tan vulgar.” Quiso irse de allí, a pesar de que sus acompañantes lo habían encerrado en una espiral de humo y conversaciones sobre política y economía que no podía evitar. Pero fue en ese entonces cuando la vio. Le pareció la mujer más bella sobre la faz de la Tierra; la mezcla perfecta entre inocencia y feminidad.
Cuando Catherine salió de su habitación, caminó por el pasillo en penumbra, sin reparar en los gritos y gemidos de la más diversa índole que salían de los demás cuartos, y llegó al salón central. Buscó a Antoine con un vistazo rápido, pero su atención se dirigió al instante a los nuevos clientes de La Vipère. Y entonces lo vio. A pesar de ese aire de joven enfermizo, le pareció un hombre hermoso.
Sus miradas se cruzaron. Él sintió una incomprensible y desmesurada atracción. Ella notó un desagradable cosquilleo en el estómago y lo clasificó como amor a primera vista. Dudaron. ¿Sería buena idea acercarse?
-Disculpadme –se levantó de la mesa, con la vista fija en Catherine, y echó a andar hacia ella. La inspeccionó con mayor detalle. Catherine analizó detenidamente sus gestos, sus facciones, su complexión. Le cogió la mano y la besó con suavidad. Ella se sonrojó como la niña que recibe su primer cumplido.
-Léonard Diehl, para servirla.
Inclinado ligeramente, levantó la cabeza y clavó los ojos en ella. Catherine enrojeció aún más y apenas pudo pronunciar su nombre, aunque intentó arreglarlo con una tímida sonrisa.
-¿No hay un apellido con el que pueda identificaros?
-En la Vipère Noire un apellido no es importante.
Léonard sonrió. No podía creer que algo tan puro viviera en un lugar como ése. Fue entonces cuando un único pensamiento llenó su cabeza: devolverle la decencia perdida convirtiéndola en su esposa.

Catherine le agarró la mano sonriendo, y él vio en su gesto una confirmación de sus planes. Caminaron hasta su habitación en silencio.
Aquella fue la primera de muchas otras noches.
El principio del fin.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta me gusta!!

pero me has dejado con la miel en los labios <<

te quiero

Sat dijo...

Síi. Me encanta que actualices, aunque me encantaría más si lo hicieses más seguido. Cósmicamente seguido :3.
Un besito sis :)

Anónimo dijo...

te quiero mucho,sabes? , se que en estos momentos pensaras ; te pasa algo? o se siente culpable de algo. pues no. te quiero mucho , y siento que no te lo digo desde hace mucho , y si no se porque me a dado hoy ,pero tampoco me importa. lo unico que me interesa es que te quiero mucho y te necesito mas que a nadie ( que no sea famili)has hecho que cambiara en muchas aspectos, y me siento muy agradecida por ello ^^,
he descubierto mucho gracias a ti y me gusta como soy ahora lo que he encontrado, y eso en gran parte es gracias a ti.
creo que deberia haber escrito esto pra tu cumple, pero baa de igual, ahora es el momento,que he decidido( soy un poco impulsiva en algunas cosas como ya sabes)
sabes hoy estoy bastante happy, un poco jodida por lo que sabemos ,sin embargo es algo que no va a cambiar asi que es mejor dejarlo( aunque me quejare y maldicire hasta la saciedad)
debe ser que tanta peli moñas me pasa factura, hoy he visto una comedia francesa( que tanto amo^^)
ooo mi last a puesto miyavi ,bieenn( ves otra cosa si no te hubiera conocido seguramente no sabria de este dios sexy llamado miyavi)

te quiero , y me gusta veerte reir y hacer imitaciones de viejas decrepitas.